Placer incómodo

Las fiestas son como las siestas, sientes necesidad de ellas. Te vas a dormir por la tarde o te vas de fiesta por la noche y piensas "joder que sueño pero que bien y que gusto de hacer esto porque es lo que de verdad quiero". Luego es el súmmum cuando estás de fiesta. Lo bien que te lo pasas hasta que de repente los ojos te pican, te duelen los pies, ya no te enteras de nada... En la siesta el súmmum es el sueño, por fin logras descansar, mas esta sensación de paz no dura demasiado pues enseguida empiezas a moverte, a soñar, y el sueño hace que te sientas inquieto, y te despiertas. En la fiesta, cuando acaba, dices "coño, me duele la cabeza" te vas a dormir y cuando te despiertas el cerebro no te responde por la cantidad inhumana que has bebido la noche de antes. A mi me suele pasar que miro el Tuenti para ver a la chica que me molaba la noche pasada, con la que estuve hablando y, JODER! ¿cuanto alcohol había bebido? 

Me ha llegado a doler tanto la cabeza y he llegado a estar tan atontado que he dicho que no volvería a hacer eso nunca más, y con las siestas lo mismo. Pero luego llegas por la tarde (a las 6) a tu casa, has estado trabajando/estudiando y has madrugado para cumplir con tus tareas y te vas directo a la cama sin pensar en las consecuencias, cuando despiertes, te picarán los ojos, tendrás un brazo dormido, la cara marcada por las sábanas y un malestar general que ni en un iglú desnudo. Otro aspecto, el psicológico, es también común al final de ambos rituales sociales, pues nos despertamos y miramos la hora y defecamos metafóricamente sobre un dios que no existe. Pero tío, sabías que te iba a molestar muchísimo despertarte y sabías que iban a ser las tantas cuando te despertaras mucho antes de decidir ir de fiesta o dormir la siesta. Pero como he dicho al principio, estas son cosas que hacemos porque lo necesitamos, así que este texto es un motivo para pensar que no debemos enfadarnos cuando despertemos de resaca o de la siesta puesto que esto forma parte de todas nuestras vidas y es así por definición.